Descripción
Roland Philipps me escribió del frente describiendo un bombardeo en el cual tuvo una función importante, e incidentalmente mencionó su gran satisfacción de haber resultado herido en tres lugares, y que las tres heridas le sirvieron para recordarle los tres puntos de su Promesa Scout.
Fue a mi casa durante unos días con la idea de curarse de las heridas sin ir al hospital, temeroso de que, si le detenían ahí, pudiera perderse el siguiente combate.
Y así fue cómo me impresionó con sus características:
1 - Que el Espíritu del Escultismo fue la fuerza motriz que le dio la tremenda energía y la agudeza para convertirlo en un seguidor de los ideales Scouts.
2 - El ejercicio personal de las actividades Scouts le Proporcionó un ejemplo práctico para seguir a otros Scouts.
3 - La ayuda hermanable difundida en todo muchacho, sin importar su clase, le habló de un espíritu de corporación además del individual. Fue un ejemplo viviente en estos tres sentidos de los tres principios incluidos en la Promesa Scout, a saber, el espíritu del deber hacia Dios, la sujeción personal de sí mismo a la Ley Scout, y el deber fraternal hacia otros.
Roland Philipps era joven cuando nos dejó, pero ya su personalidad y su ejemplo habían influenciado un gran número de nuestros hombres y de nuestros muchachos, y les había infundido que el Espíritu Scout es la fuerza motriz esencial para hacer un buen trabajo Scout.
Por lo tanto, esta publicación es el mejor monumento posible que puede erigir nuestra Hermandad en homenaje a su memoria.
A través de él vive en nuestros corazones y habla a nuestras mentes, y aunque se ha perdido su presencia de nosotros, su espíritu continuara entre nosotros para ayudarnos en nuestro trabajo y progreso hacia adelante.
Muchos Jefes de Tropa y personas extrañas no se dan cuenta a primera vista del provecho que se puede sacar aplicando “El Sistema de Patrulla”.
Este consiste en formar a los Scouts en pequeños grupos permanentes, bajo el mando de uno de ellos que viene a ser el Guía de Patrulla.
Para lograr los mejores resultados es menester dar al Guía plena responsabilidad.
Si ésta se restringe, los resultados dejarán también que desear.
Más si el Jefe de Tropa sabe servirse de los Guías de Patrulla, podrán evitarse inconvenientes pérdidas de tiempo.
Sin embargo, el fin principal de este sistema, no es evitar molestias al Jefe de Tropa, sino dar responsabilidad al muchacho. Esta es la mejor manera de formar su carácter.
Sucede generalmente que el muchacho que tiene más disposición es reconocido, al menos tácitamente, como jefe por sus compañeros.
Aplicando este sistema, no cabe duda de que se obtendrán los mejores resultados.
El Jefe de Tropa señalará; la meta y las Patrullas se estimularán por alcanzarla, lo que ha de contribuir a desarrollar cualidades preciosas.
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) dio a los Guías de Patrulla una oportunidad que muchos supieron aprovechar. Los jefes de Tropa tuvieron que abandonar sus Tropas para ir a servir a la patria y en muchas localidades se constituyeron los Guías en Corte de Honor para dirigir la Tropa en ausencia del Jefe; en la mayoría de los casos, los Guías de Patrulla llevaron perfectamente la dirección de sus muchachos, les hicieron progresar y prestaron servicios de emergencia al público.
Siempre he considerado a la Patrulla como la unidad fundamental de nuestra organización, y desde el principio de la Guerra sobre todo, han demostrado las Patrullas que se puede contar con ellas para el cumplimiento del deber.
Yo os pido, a vosotros los Guías, formar el porvenir de nuestras Patrullas enteramente solos; así podréis ocuparos mejor de vuestros Scouts y hacer de ellos bravos muchachos.
De nada sirve tener en la Patrulla uno o dos tipos admirables y el resto de individuos que no valgan nada. Lo que hace falta es que consigáis elevarlos a todos a un nivel conveniente.
Para lograr esto, lo esencial es que lo esencial es que prediquéis con el ejemplo; lo que hagáis lo harán también vuestros muchachos.
Demostradles que sabéis obedecer las órdenes, sean de viva voz, por escrito o impresas y que las ejecutáis igual en presencia del Jefe de Tropa que en su ausencia.
Demostradles que sabéis ganar Insignias de Especialidades y los chicos seguirán vuestros consejos mejor que exhortándolos con brillantes discursos.
“Recordad que vuestra misión es guiar y no empujar ni mucho menos arrear a vuestros Scouts”.