Descripción
“Deseo que vosotros, Guías de Patrulla, adiestréis totalmente a vuestras patrullas, pues os es posible tomar de cada uno de los muchachos de ellas y hacerlos de provecho. No basta con tener uno o dos muchachos sobresalientes y que el resto no sirva para nada. Debéis tratar que todos sean buenos. El paso más importante en este sentido es vuestro propio ejemplo, pues de lo que vosotros hagáis, serán los que hagan vuestros scouts. Recordad que debéis guiarlos y no tan solo impulsarlos.”
Estas palabras, dedicadas por nuestro fundador a los guías de patrulla, en cierta forma engloban el papel preponderante que debe cumplir este scout dentro de lo que es el Gran Juego del Escultismo. Todo el mensaje de B.P. gira en torno a uno de los puntales más importantes que tiene nuestro Movimiento: el ejemplo.
No se trata de un ejemplo superficial o pasajero, sino que significa ser un ejemplo viviente del Ideal Scout. La misión del guía de patrulla no es fácil. Es una tarea que requiere de nuestro mayor compromiso y responsabilidad, de adquirir conocimientos y ponerlos en práctica, de estar Siempre Listos al servicio y de llevar una conducta en donde se resuma el dominio de sí mismo, de abnegación, franqueza, energía y principalmente de vivir la Fe, y hacemos hincapié en este punto porque esta es la base que si de la cual no partimos, todo el trabajo posterior que llevemos a cabo sería inútil.
El guía de patrulla que vive su Fe tiene sobre sus scouts una influencia mucho más grande. Si él está convencido, no tendría miedo de hablar a los scouts del Gran Jefe y de su Ley. Al contrario, si su Fe no está asentada y no está sino recubierta de una frágil capa de pintura de piedad exterior, sus muchachos serán los primeros en percibirlo. Sólo una vida religiosa comprometida, que camina con el Gran Jefe adentro, elevará el nivel de su misión y del ejemplo. ¿Y cómo lograr todo esto? La respuesta es simplemente viviendo la Ley. El guía de patrulla será un compañero de viaje que participa de las alegrías y fatigas de la patrulla, de sus satisfacciones y penas, franqueando con ella los pasos difíciles. Es preciso que el guía sea sencillamente un Hermano Mayor.
Baden Powell.