Animación Scout
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Descripción

La animación es aquello que cuando ha sido provocado por alguno, puede suscitar la promoción humana de las personas, generalmente de un grupo en su fase de crecimiento o en situación de tiempo libre.

Dicho en otras palabras: alegrarse, incitar a alguien a realizar una acción, dar a alguien ánimo, energía, moral o confianza.

Podemos subdividir la animación en tres aspectos fundamentales:

  • Actividades lúdicas
  • Actividades expresivas
  • Habilidad manual.

En la actividad lúdica agrupamos todas las actividades que tienen por objeto principal el juego. Existen varios tipos de juegos: los de fantasía, los solitarios, los individuales, los colectivos, los de equipo. Se pueden subdividir también en juegos de quietud o de movimiento; o bien, para espacios pequeños o para espacios grandes, en juegos al aire libre o en ambiente cerrado. Se incluyen en esta categoría los deportes y los juegos de mesa.

Menos fácil de determinar es la categoría de las actividades expresivas, entre las cuales podemos incluir todas aquellas actividades de expresión del propio cuerpo, como la voz con el canto: teatro, opera, lírica y danza.

En esta categoría algunas técnicas son fundamentales: marionetas, títeres, sombras chinas, escenografía, etc.

Son expresión del hombre también las artes clásicas como la pintura, la escultura, la poesía, la música, el cine, fotografías y en general el mundo audiovisual.

La categoría de la habilidad manual abarca todos los oficios artesanales como la carpintería, fundición, soldadura, tejidos, sastrería, jardinería, etc.

De esta manera análoga un organizador de juegos no solo aplica la técnica del juego (actividad lúdica), sino que debe elaborar cartelones, ejecutar bans, entonar canciones (actividad expresiva), realizar pequeños trabajos manuales para juegos complejos que requieren la habilidad manual.

El Animador

Es animador es el que realiza la animación. Debe proponerse buenos fines. Debe proponer la actividad precisa en el momento preciso al grupo que tiene delante de sí. Debe saber elegir con rapidez, pues de lo contrario pierde el control del grupo.

Debe disponer de muchas técnicas: si conociera tres juegos, debería limitarse a enseñar esos tres.

Solamente si el bagaje del animador esta repleto de experiencia, simpatía, capacidad, técnicas, juegos, solo entonces, podría proponer siempre diferentes e interesantes. Pero debe ser ágil y rápido en sacar todo lo que necesita en ese momento y con esa gente.

Baden Powell, en el Libro de los Jefes propone:

“Me gusta comprar al que quiere tener un buen nivel de ascendente sobre unos niños, con un pescador que aspira a realizar una abundante pesca. Si el pescador arma su sedal con el género de alimento que le agrada a él, es probable que no logre pescar nada.

Por consiguiente, él se sirve de aquel alimento que le gusta al pescado.

Con los niños sucede lo mismo, si intentáis hacerles un sermón sobre aquello que consideráis edificante, nunca los atraeréis. El único sistema es el de presentarse ante ellos con algo que realmente los atraiga y les interese”.

Veamos entonces cuales son las características del animador.

Competencia

Un animador debe ser competente.

Puede ser más o menos especializado, según las capacidades personales, pero es menester que tenga nociones de todas las técnicas, pertenezcan o no al campo de su especialización. Al menos a de saber que existen y si sirven, saber donde puede encontrar las ayudas.

Capacidad de organización y de conducción

Además de conocer las técnicas, el animador debe saber aplicarlas con propiedad. Debe conocer los trucos para conducir un grupo. Debe conocer su arte para proponer la actividad elegida, de manera que ella sea aceptada y produzca los frutos que se esperaban.

La capacidad de elaborar programas con análisis, redacción, realización, verificación; el conocimiento de la marcha de las curvas de interés y de cansancio; la justa aplicación de la progresión, de la alteración y de la sorpresa, la inserción del tema y de la ambientación fantástica; el saber acoplarse en un trabajo de equipo; la fantasía en redactar la escala de las actividades, son todas ellas componentes esenciales de un trabajo de animación.

Sin la precisa aplicación de las reglas generales, un animador, aunque conozca todas las técnicas posibles e imaginables, corre el riesgo de un fracaso.

Dotes personales

Un animado debe ser brillante: es decir, debe sobresalir entre los demás porque es original, genial. ¡No puede ser mediocre! Esta característica es difícil de adquirir, sólo se puede afinar con el tiempo. Debe ser capaz de captar las cosas al vuelo para saber aprovecharlas, debe captar el humor de los presentes con el fin de encontrar el lado preciso para despertar su interés y la atención sobre lo que esta proponiendo; debe tener la valentía de modificar un programa; debe tener la temeridad de lanzarse a realizar cosas extravagantes pero inteligentes; debe poseer la fantasía abierta para descubrir e inventar nuevas actividades; debe tener la humildad de cuestionarse.

Un animador debe ser bueno.

Esto no significa que sea bonachón; el buen corazón con frecuencia ha producido desastres en el campo educativo.

Esto significa que lo hecho por el animador, lo hace por el bien de las personas que están a su alrededor, es decir, para su crecimiento.

El educando debe captar que quien se ocupa de él quiere su bien.

Conocimiento de las personas

Un animador debe conocer a las personas a las que se dirige.

Ese conocimiento tiene dos aspectos:

General: conocer las topologías.

  • edad (bebes, niños, preadolescentes, adolescentes, jóvenes, ancianos)

  • parapléjicos y minusválidos ( síquicos, físicos o mentales)

  • sexo (grupo homogéneo o mixto)

  • exigencias, intereses, finalidades.

Particular: conocer a cada uno por su propio nombre, capacidades, limites, su ambiente, el trabajo, la escuela, etc.

Capacidad de síntesis

La última característica del animador, sin la cual las otras cuatro tienen escaso valor, es la capacidad de síntesis.

El animador debe ser capaz de hacer una síntesis para proponer la actividad apropiada.

Tomado de: EL LIBRO DE LOS JUEGOS, Tomo I, Marsilio Parolini, Profesor y educador. Tercera Edición, Taller San Pablo, 1997 Bogota, Colombia.