Descripción
Las carpas “canadienses” han sido las más utilizadas hasta la aparición y definitiva implantación de las “Igloo”. Estas últimas permiten un mejor aprovechamiento del espacio interior, un mayor aislamiento térmico y gracias a sus formas aerodinámicas, una buena resistencia contra la fuerza del viento.
Así y todo, las de gran superficie como pueden ser las usadas como carpas comedor en expediciones y grandes campamentos, son de tipo canadiense por necesitar armaduras de mayor grosor y rigidez. Las carpas calificadas como “super-ligeras” son ideales en largas marchas donde el peso del equipaje es un factor muy importante. Requieren de la máxima calidad para que no se estropeen en situaciones de mal tiempo.
Partes de una Carpa
Mástiles. Son rígidos y generalmente usados para carpas del tipo ‘canadiense’ y para algunas del tipo ‘igloo’.
Varillas. Son flexibles y se usan en las carpas de tipo Igloo. Las podemos encontrar en fibra de vidrio, en Polietileno y en Aluminio, siendo este último el material más resistente y ligero.
Habitáculo La mayoría de carpas disponen de una vivienda interior (permitirá la transpiración y ventilación, sobretodo en épocas calurosas) y un doble techo (protegerá la vivienda de la lluvia y el viento; recogerá la condensación y la hará deslizar hasta el suelo, evitando que entre en contacto con el interior).
Algunos modelos muy ligeros prescinden del doble techo aunque, si no son de tejidos de gran calidad, pierden fiabilidad en su impermeabilidad. La doble entrada ayudará a la ventilación del habitáculo y el mosquitero puede ser imprescindible. El ábside formado por el doble techo de algunos modelos, permitirá dejar el equipo mojado al introducirse en la carpa, tener un pequeño almacén e incluso cocinar en periodos prolongados de mal tiempo.
Interior. El tejido de mayor calidad es el algodón 100%, aunque la combinación de algodón con Nylon ripstop es más ligero y actúa como una mejor defensa contra la condensación.
Doble techo. Se considera, en principio, impermeable y debe contar con un tratamiento resistente a los rayos ultravioletas (UVA). Algunos de los materiales más usados son el algodón tratado (absorve la humedad y tarda en secar), el Poliéster (muy resistente a los UV, absorve poca agua, muy estable, aunque no soporta bien el frío, ), el Nylon (reduce el peso y sufre una ligera deformación, aunque soporta magníficamente las altas y las bajas temperaturas, sobretodo el de tipo “Ripstop”) o las membranas impermeable-transpirables (son las más técnicas y no necesitan de doble techo).
Suelo
Pretende proteger el interior del habitáculo de la humedad del terreno. El tejido debe ser ligero y resistente. Algunos modelos refuerzan sus esquinas y sellan las costuras para evitar la entrada de agua.
Estacas y Viento
La base del suelo se asegura al terreno clavando estacas. Los vientos ayudan a tensar las paredes, impidiendo la acción deformadora del viento.
Costuras
Por muy bueno que sea el material con el que esté confeccionado la carpa, si las costuras no están selladas, poca utilidad nos va brindar. El agua y la humedad van calando por los diminutos agujeros del cosido hasta mojar el interior. Según el hilo del cosido, esta penetración se verá acentuada por el efecto mecha conductor del agua.
Tipos de Carpas
Expedición y Grandes alturas
Se trata de las “Top” de gama. Son las mejores carpas que existen en el mercado.
Con ellas podremos enfrentarnos a las peores y más difíciles situaciones y condiciones meteorológicas de nuestro planeta.
Aportan gran estabilidad ante fuertes ráfagas de viento, aguantan grandes cargas de nieve sobre sus techos, reducen la pérdida calórica del interior de la carpa sin dificultar la ventilación y transpirabilidad del habitáculo y aguantan de forma óptima los nocivos rayos ultravioletas sobre sus tejidos. Estas y otras características, como son el reducido peso y rápido ensamblaje, las diferencian del resto de modelos.
Alta montaña o 4 estaciones
Parecidas a las de tipo ‘expedición’, estas carpas nos permitirán aventurarnos en altas cotas, soportando violentas ráfagas de viento y protegiéndonos eficazmente de la nieve y los rayos ultravioletas.
Podremos utilizarlas en la mayoría de nuestras salidas invernales con un mínimo de garantías.
Además, podrán ser usadas en cotas más bajas sin peligro de abrasarnos en sofocantes días soleados como ocurriría con una de tipo ‘expedición o grandes alturas’.
Convertibles, para cualquier estación
Se trata de uno de los grupos de mayor polivalencia. Sus paneles de ventilación nos permitirán usarlas en situaciones calurosas. Dichos paneles podrán taparse para adaptarlas a situaciones en las que se requeriría de una carpa diseñada para 4 estaciones o alta montaña. Su diseño las hace aptas para aguantar fuertes ventiscas y los nocivos rayos ultravioletas sobre sus tejidos.
Trekking o 3 estaciones
Éste es el grupo de carpas más polivalente y el más utilizado. Normalmente las elegiremos para salidas de dificultad media, donde no se requiere de las mejores prestaciones, sino que se busca lo indispensable en una carpa que pueda definirse como de ‘todo terreno’ Suelen estar bien aireadas y disponer de mosquiteras, ya que suelen utilizarse en temporada estival, con calor.
Ligeras o de Cicloturismo
Este tipo de carpas se caracteriza por su reducido peso y volumen. Por ello son las mejores para usar en motocicleta, ciclismo y salidas en las que tengamos suficiente con una carpa de 3 estaciones y donde lo más importante sea reducir carga.
Camping residencial
Con unas prestaciones técnicas similares a las carpas de 3 estaciones, sus espaciosos volúmenes las convierten en las más cómodas para acampadas prolongadas en camping o en viajes de turismo cómodo y relajado.
Consejos
Guardar la carpa totalmente seca evitará que se pique y pudra el tejido. Recogerlas con el mínimo de arrugas posible alargará su vida.
Si la montamos bajo un arbol puede ensuciarse de resina o en caso de viento o tormenta ser aplastada por una rama.
La montaremos siempre sobre suelo mineral o en su caso, la cambiaremos de sitio cada pocos días para reducir el impacto sobre la vegetación del terreno. En una pradera, la superficie ocupada por una carpa durante una semana, puede necesitar más de 1 año para recuperarse, siendo más vulnerable la hierba crecida. En zonas alpinas puede llegar a necesitar varios años, sobretodo si son plantas leñosas y no herbáceas.
Deberán usarse las sendas que ya estén mineralizadas y evitar pisar el terreno virgen. Si no hubieran sendas, alternar los accesos para reducir el impacto del pisoteo.
Si en la acampada sobre terreno virgen participan varias carpas, se plantarán con mucha distancia entre ellas.
Acampar como mínimo a más de 300 m de un río o lago ayudará a conservar el entorno.
La acampada en un valle es mucho más fría que en la cima de una colina, ya que por la noche, el aire frío desciende por las laderas hasta las zonas más bajas.
Limpiar las varillas de aluminio con una esponja húmeda, sobretodo si se acampa cerca del mar.
Enderezar y limpiar las piquetas después de cada salida evitará sorpresas en la próxima acampada.
Antes de salir revisar cremalleras, vientos y costuras (impermeabilizarlas periódicamente).
Llevar siempre alguna piqueta de recambio y el martillo para clavarlas (muy útil si no encontrásemos piedras para poder golpearlas).
Para reforzar las varillas de fibra de vidrio rodearemos con cinta aislante cada extremo y en el centro.
Al montarla lo haremos sobre una zona limpia y despejada de pequeños objetos punzantes o abultados.
Para estancias prolongadas podemos extender un plástico bajo la carpa para proteger el suelo de suciedad y rozaduras. También podemos acolchar esta área con elechos, paja, heno o hierba para aislarla del frío y hacerla más cómoda.
La base debe quedar tensa y sin arrugas. Para evitar que el aire se la lleve volando, montaremos la puerta en el lado contrario al que sople el viento.
No cocinar nunca dentro de la carpa si disponemos de avancé, ya que los tratamientos de los dobles techo se estropean a la larga, puede provocarse un incendio fortuito y además, la falta de ventilación, puede incrementar los problemas de toxicidad del combustible usado con los infiernillos.
Si cerramos bien la carpa al ausentarnos, evitaremos que los insectos se instalen dentro antes que nosotros.
Si disponemos de una carpa sencilla y nos sorprende una tormenta, intentaremos no apoyarnos en el techo interior, ya que al entrar en contacto con el doble techo podría mojarse. Lo mismo ocurre si se forma condensación en la parte interna del doble techo.
Debes recordar que en un día o una noche sin nubes hace más frío que con ellas, ya que las nubes reflejan el calor del terreno.
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Las carpas para cuatro estaciones son mucho más pesadas. Aunque se pretenda darle ese uso conviene tener otra aparte de tres estaciones para viajes más simples.
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Puede ser útil una carpa que se arme sin requerir estacas, ya que es posible encontrar terreno demasiado duro.
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Practicar el armado de una carpa nueva en el patio antes de salir a terreno. Si se debe armar por primera vez a oscuras o en la noche, puede resultar un fracaso.
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Es útil un piso sobre el cual armar la carpa, para proteger de la humedad y de objetos cortantes. Ese piso no debe sobresalir del cubretecho, ya que con lluvia acarrea el agua debajo de la carpa.
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El mal tiempo en nuestro país va acompañado de viento norte, entonces la puerta de nuestra carpa se orientará hacia el sur.
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Durante el armado, las puertas de la carpa deben estar cerradas a fin de no tensar en forma desigual el resto de la estructura.
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Al quedar instalada en un plano inclinado, nuestra posición en el interior debe ser con la cabeza al nivel superior.
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Las carpas tipo igloo no necesitan canaletas como las canadienses.
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El ajuste de los vientos debe realizarse en forma diaria para evitar que la carpa se deforme.
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Durante el día, mantener cerradas las puertas de la carpa en especial el mosquitero para evitar el ingreso de insectos, animales, hojas, tierra, arena, etc.
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Cada día, efectuar un aseo para conservarla limpia y utilizarla exclusivamente para descansar.
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El desarme debe realizarse comenzando por el último paso de la instalación, retirando vientos y estacas, limpiando el interior prolijamente. Con un paño ir retirando a medida que se va enrollando, el barro o lodo, pasto, agua, etc., hasta su enrollado final. Amarrar bien y volverla a su bolsa de transporte.
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Antes de utilizarla nuevamente, abrirla y extenderla para su ventilación y además revisar que se encuentre con sus parantes y estacas para evitar sorpresas de última hora.