Descripción
En la sociedad médica, figura el nombre del Doctor Vicencio como una de los más ilustres facultativos que han pasado por su directorio, tanto por sus condiciones de científico como por sus nobles ideas humanitarias.
Don Alcibíades Vicencio Tholar, nació en Santiago en 1859, se tituló de médico cirujano en 1883 y al año siguiente el Gobierno lo comisionó para estudiar ginecología en Europa; concurrió a las clínicas y academias científicas de Berlín donde obtuvo el título de miembro de la Sociedad de Ginecología y Obstetricia. Era casado con la señora Elvira Espínola.
Regresó al país en 1887 y colaboró en la Revista Médica y en El Heraldo, con numerosos artículos médicos y científicos.
Fue profesor de la Universidad y tradujo el tratado de Ginecología del Dr. Schroeder, uno de sus profesores alemanes; en 1891 organizó el Servicio Médico del Ejército en Iquique, desde esa fecha se dedicó al estudio y a la atención en clínicas; en 1897, dio examen como profesor Extraordinario de Obstetricia en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile. Hizo por su cuenta numerosos viajes al extranjero y cumplió comisión del Gobierno para representar al país en congresos científicos. El Dr. Vicencio, era miembro del Círculo Médico Argentino, Sociedad Médica de Santiago, Asociación Médica de Hospitales y Junta de Beneficencia de Santiago. Era también un gran amigo del Instituto de Educación Física y Técnica, credo en 1906. Visitaba casi a menudo sus clases, principalmente las del Taller de Trabajos Manuales.
Como hombre de ciencia y estudioso se leía y estudiaba todas las revistas y libros que por esa época llegaban a la incipiente biblioteca. Un día, leyendo un diario francés, el Dr. Vicencio exclamó: “no olvidemos este capitulo de pedagogía práctica, porque aquí hay un profundo problema de psicología educacional. Cuando pasen las mayores preocupaciones del Instituto, tendremos tiempo de abordarlo”. Se refería a un artículo escrito por Ludovic Naudeau, sobre la obra de Baden Powell en Inglaterra.
Pasaron los días y una tarde de marzo de 1909, el Dr. Vicencio, radiante de emoción dice: “el General Baden Powell esta en Santiago y mañana se le dará un almuerzo en el Regimiento Pudeto, del cual es Comandante el Coronel Phillips amigo mío”. Y fue a ese almuerzo acompañado por algunos amigos donde se destaca la presencia del profesor del Instituto Nacional y del Instituto de Educación Física y Técnica Don Joaquín Cabezas; ya en el regimiento Pudeto le solicitó a su amigo el Coronel Phillips que lo anunciara y después de una corta conversación con el General Baden Powell, le arrancó la promesa de que daría una Conferencia sobre los Boy Scouts.
Había que ser rápidos y diligentes por que el invitado partía en el primer tren del día siguiente. Se obtuvo del Señor Rector de la Universidad de Chile, que facilitase el Salón de Honor; se repartieron las invitaciones del caso, se anuncio la Conferencia en la prensa de la tarde y se prepararon algunos números de música.
A las 10 de la noche del 26 de Marzo de 1909, la sala estaba llena de público compuesto por estudiantes, militares, profesores, deportistas y miembros de la colonia Inglesa, deseosos de conocer y escuchar al Ilustre Vencedor de Mafeking.
El General Baden Powell hizo su disertación, vibrante y convencida, que don Carlos Silva Vildosola, destacado periodista de El Mercurio taquigrafió y tradujo al castellano con mucha corrección y precisión. Cerró la reunión el Dr. Vicencio, con un discurso en que hizo votos por la semilla sembrada por el prestigioso fundador del escultismo en el mundo, encontrara entre nosotros tierra propicia: “…falta ahora hacerla germinar para esperar los frutos”.
La Conferencia del General fue todo un programa: dio los Fundamentos de la Institución, el camino a seguir para organizarla y el Código de Honor, base para las leyes del Scout.
¿Por qué el Escultismo había entusiasmado tanto el espíritu del Dr., Vicencio? Se ha dicho que frecuentaba con predilección los talleres de Trabajos Manuales del Instituto y tanto gustaba de este ramo que inscribió a su hijo Álvaro como alumno libre. La acción lo atraía y como experto cirujano llegó a comprender la importancia que el trabajo manual tiene para desarrollar en el niño la observación y la habilidad en acción. Como médico y psicólogo vio claramente el papel que el Escultismo podía desempeñar en la educación de la juventud a fin de llenar el vacío que notaba que los programas de esa época tenían. El Dr. Vicencio decía: “Los métodos educativos actuales son, sin lugar a dudas, muy superiores a los que se usaban cuando yo era colegial, pero siempre noto que se recarga mucho el cerebro sin desarrollar el sentido de la reflexión”.
Los primeros consultores del Comité Organizador de los Boy Scouts en Chile fueron: el Coronel Arístides Pinto Concha, el doctor Germán Valenzuela Basterrica y don José Alfonso. En los primeros días de mayo de ese mismo año se reunían en el Instituto de Educación Física y Técnica. El directorio provisorio quedó presidido por el Dr. Vicencio y como secretario Don José Alfonso, siendo Directores los señores Arístides Pinto Concha, José Alfonso, Germán Valenzuela Basterrica, Rómulo Arraigada, Juan Antonio Iribarren, Carlos Silva Vildosola, Fernando Schultz y Joaquín Cabezas. Designada la mesa directiva, quedaba formalmente constituída la Institución de los Boy Scouts de Chile, el 5 de mayo de 1909.
Fue así como el 21 de mayo de 1909 se organizó la primera excursión a orillas del rió Maipo al Puente Los Morros, llevando a la cabeza el querido tricolor. El Dr. Vicencio, gran sicólogo, sabía que con lecciones vividas en el terreno mismo de los hechos, los niños tienen una idea mejor de su Patria, aprenden mas que en las salas de clase, ejercitan el espíritu, comprenden el esfuerzo de los colonizadores y se sienten inclinados a hacerse dignos de la herencia que les confiaron las generaciones anteriores. Los Scouts no son ni han sido remedos de militares, los que así piensan es que no conocen la tarea educativa del Movimiento. Su misión es cívica, caballerosa y pacífica. El gran Jefe Scout Baden Powell no dejó de tener jamás ante sus ojos el problema y la educación cívica en toda su amplitud siendo él un soldado de su rango, autoridad y prestigio como tal.
El Doctor Alcibíades Vicencio Tholar, falleció el 30 de abril de 1913, después de una larga enfermedad que le aquejaba, a la edad de 54 años. Dos años mas tarde, la entidad que él había formado bajo la propia inspiración del General Baden Powell es reconocida por el Gobierno Chileno mediante Decreto Supremo N° 115 del 18 de enero de 1915, que le concedió Personalidad Jurídica como Asociación de Boy Scouts de Chile, convirtiéndose nuestro país en el primero en América y el Segundo en el Mundo en tener la Organización de los BOY SCOUTS.